Elaborar un vino conlleva más complicaciones de lo que el consumidor se imagina. En este artículo trataremos de contaros todo el proceso para que os pongáis en la piel de los bodegueros.
Comienza con el acondicionamiento del terreno. A veces se abona y sobre esa capa de abono se extiende la capa de tierra. Otras veces se abona después de que se haya procedido a la plantación. En todo caso entre cinco y diez años antes de que las cepas produzcan su primera cosecha, hay que preparar el terreno, hoyar los huecos y plantar la cepa, mimándola día a día, podando, fertilizando y regando según la variedad de la uva y la estación del año, compensando de manera manual las condiciones meteorológicas (regando si hay sequía, aliviando el agua si llueve de más, aplicándole calor mediante antorchas si hay heladas a deshoras…).
Si tras esas cerca de dos décadas todo ha ido bien y la uva alcanza su proceso de maduración, se procede a la vendimia, que varía según la zona de producción y de las condiciones en que se haya producido el crecimiento de la uva. Este año 2017, por ejemplo, las D.O. Ribeiro y Ribeira Sacra, bajo las cuales en Eidos de Vino producimos Eido de Puga y Eido de Deus respectivamente, han autorizado el adelanto de la vendimia debido a los desastres del mes de mayo en el que se produjeron heladas inoportunas y la pedrisca del mes de agosto. La vendimia se suele realizar a mano, escogiendo los racimos que están en su momento. Por su complejidad, mención aparte merece la vendimia en las zonas de la Ribeira Sacra debido a su difícil orografía, generalmente en cuesta.
Una vez que la uva llega a la bodega, se procede de inmediato al prensado. Antiguamente se pisaba literalmente en unas cubas, pero actualmente se introduce en una prensadora de aluminio que de manera automática obtiene el mosto o jugo de la uva. Tras el prensado, se traslada el mosto a las cubas de acero inoxidable para proceder a la fermentación que es el modo en que los azúcares del mosto se convierten en alcohol etílico.
La fermentación da paso a la maduración, que es el proceso por el que el vino se va oxigenando y que varía en función del tipo de uva que se esté utilizando. Los vinos gallegos suelen madurar en barricas de acero inoxidable, aunque vinos de la D.O. Rioja o de la D.O. Ribera del Duero suelen madurar sus vinos tintos en barricas de roble que le confieren sabor de la propia madera al vino. Una vez madurado el vino, proceso que suele durar unos siete meses, se procede al filtrado, separando los residuos y los sedimentos que tenga el vino.
Y el vino está preparado para su embotellado. Se suele embotellar en botellas de 75 cl, aunque muchas marcas también disponen de botellas de 37 cl, mágnum de 1 litro, de 1,5 litros e incluso de 5 litros. Eidos de Vino sólo emplea la botella estándar de 75 cl, que es la que se puede encontrar en la tienda online, en el embotellado de sus vinos Eido da Fonte, Eido de Puga y Eido de Deus. En el embotellado interviene también el taponado, elemento muy importante en la conservación del vino. Se suele utilizar corcho extraído de la corteza del alcornoque, pero cada vez más se encuentran en el mercado tapones de plástico.